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08.08.16

LIBRO DE LA SEMANA
“Segundo viage de Robinson ó continuación del de Campe”, traducido del francés por Francisco de Clemente y Miró (Madrid, 1804)

Hoy traemos como Libro de la Semana el “Segundo viaje de Robinsón”, subtitulado “continuación del de Campe”, traducido del francés por el teniente de navío Francisco de Clemente y Miró y publicado en tres tomos pequeños (15,00 x 10,00 cm) en Madrid, en la Imprenta Real el año 1804. Llama la atención las ilustraciones que contiene cada uno de ellos. Está dedicado “Al Excmo. Sr. Príncipe de la Paz, Generalísimo de Mar y Tierra, en muestras de su respeto y gratitud”. El destinatario es, por tanto, Manuel Godoy y Álvarez de Faria. Precede al título las palabras “Tratado de educación. Lectura con método”. Desconocemos la autoría, que acaso sea la del traductor.

El pedagogo y lingüista alemán Joachim Heinrich Campe (1746; 1818) se entregó por entero a la educación. En Brunswick abrió una librería especializada en publicaciones sobre temas de pedagogía. Es el autor del célebre “Robinson der Jüngere” (1779), que traducida por Iriarte se difundió en España bajo el título de “El nuevo Robinsón”. Igualmente es autor de un Diccionario de lengua alemana y de la Biblioteca de los niños.

Manuel Godoy, príncipe de la Paz, comenta en sus Memorias que Francisco de Clemente y Miró, teniente de navío de la Real Armada, proporcionó el primer volumen de la traducción de las obras de Campe; es decir, el Tratado de educación, la Sociología y la Biblioteca geográfica, mandada hacer por Real Orden y costeada la impresión. Godoy expone en sus recuerdos: “Miró me hizo el obsequio de dedicarme aquel trabajo suyo”. De igual forma sucedería con el que presentamos. Así, pues, Francisco de Clemente y Miró era conocedor de la producción literaria de Campe.

El ‘Robinson Crusoe” de Daniel Defoe (1719) es considerada la primera novela inglesa y una de las más famosas del célebre escritor británico. Se trata de una autobiografía ficticia del protagonista, un náufrago inglés que pasa 28 años en una remota isla desierta. En Alemania se traduce al año siguiente, 1720, y se producen diversas versiones de imitación, de un naufragio y la supervivencia.

Joachim Heinrich Campe crea una adaptación a la que da el título de ‘Robinson der Jüngere’ (Robinson el más joven), dirigida a niños entre las edades de seis y diez años, que llegó a cosechar un gran éxito entre los más pequeños. Campe añade una subtrama que enmarca la línea de la historia principal, en la que un joven náufrago alemán sobrevive en la selva de una isla desierta. En esta subtrama destaca la figura del padre, quien cuenta las aventuras de Robinsón a un reducido público infantil, y cuyo relato contiene observaciones morales y educativas destinadas a instruir a los jóvenes lectores.

Nuestro traductor justifica que a la obra de Campe, “propia para la infancia por los acontecimientos extraordinarios con que divierte su imaginación”, debía seguir otra que, aunque no ofreciese tantos accidentes asombrosos, necesarios al principio para inspirar el gusto de la lectura a los niños, “les presentase más conocimientos positivos y completase la utilidad de la primera, a fin de que se aficionase a la lectura con método y criterio”. De ahí este segundo viaje, no a una isla desconocida, imaginaria y desierta, sino a países poblados y célebres, “cuyas producciones, leyes, costumbres y carácter de sus habitantes estudia”.

Para Clemente Miró el objeto de una buena educación en una edad tan tierna como la infancia no consiste en enseñar muchas cosas, sino en excitar su curiosidad en inspirarles el deseo de saber. También consiste en ponerlos en disposición de aumentar sus conocimientos a medida, dice, que sus facultades se desarrollen y fortifiquen.

La elección del país en que Robinsón se detiene es Hahití, que “aunque ocupa un espacio tan pequeño en la superficie del globo” puede ser el sitio más interesante para toda especie de lectores, principalmente para los jóvenes, “cuyo corazón recibirá impresiones propias a inspirar la virtud”, estudiando un pueblo que posee unas costumbres “tan suaves” y un modo de vivir “tan sencillo”.

Argumenta Miró que encontrarán digresiones que podrían parecer largas, e incluso mal colocadas en la narración, si no se buscase “más que la diversión de una novela y la unidad de una acción dramática”. Los incisos están destinados tanto para instruir como para distraer, recomendando que se lean con la mayor atención en este viaje, como la Biblioteca geográfica e instructiva del señor Campe.

Aconseja, para sacar de la lectura la mayor utilidad posible, tener a la vista los mapas de los lugares que se nombran y sigan exactamente los diferentes países que se mencionan, de esta forma, asegura, se ayuda a los que carecen de conocimientos de geografía; quedando fijado en el espíritu de los oyentes el camino que han hecho los viajeros.

Para Francisco de Clemente, “los padres y los ayos” pueden con este tipo de obras, cuando los hijos o discípulos tienen algunos conocimientos generales de geografía y ciencia, aumentarles sus conocimientos “de un modo más útil e interesante que si leyesen largos tratados geográficos”.

La acción principal de este “Segundo viaje de Robinsón” es una ficción. Sin embargo, los pormenores sobre las costumbres, caracteres, producciones, etc., están sacados, explica Miró, de sitios “que deben hacerlos mirar como verdades históricas”. Cita a Banks, Solander, Anson, Cook, Bougainville, etc., viajeros ilustres de los que ha tomado los hechos para esta fábula, demostrando el autor y el traductor conocer los deberes de un literato “que se impone la honrosa obligación de escribir para la juventud”.

El relato del segundo viaje se desarrolla en diversas tardes: Tomo I (Tarde I a Tarde VIII, 179 pp.), Tomo II (Tarde IX a Tarde XI, 174 pp.) y Tomo III (Tarde XII a Tarde XVI, 190 pp.). El padre cuenta y conversa con sus hijos hasta que anochece, dejando la conversación para el siguiente día, así sucede en casi todos los capítulos. “Padre: Muy bien, pero me parece que antes de principiar a engolfarnos en este vasto océano, sería prudente irnos a recoger y descansar, pues esta nueva navegación podría conducirnos demasiado lejos; y a pesar del amor que profesáis a Robinsón, pienso que estimaréis más iros a dormir tranquilamente a vuestras camas que navegar esta noche sobre las olas”.

Los nombres de los hijos, de lo que se supone una familia bastante numerosa, son: Fernando, Carlitos, Guillermo, Henrique, Teodoro, Federico, Luisita, Nicolás… los cuales asedian a su padre con constantes preguntas y manifiestan lo provechoso de las conversaciones. Basta este ejemplo de Fernando: “Me gusta al mismo tiempo instruirme cuando padre compendia relaciones de viajeros ilustrados, pues entonces aprendo sin tener que leer sus viajes, sólo con escuchar atentamente”. En muchos de los atardeceres el padre concluye adelantando misteriosamente la próxima cita: “Dejaré hasta mañana lo que toca a Robinsón y Domingo. Buenas noches, hijos míos”.

El final de esta aventura finaliza con el texto que copiamos literalmente. “Guillermo: pues qué papá, ¿no volverá jamás Robinsón a Europa? Padre: Creo muy bien que vuelva a abrazar a sus amigos a Hamburgo como ha prometido; pero por ahora no sé cuándo ha salido de Otaiti, qué navegación ha emprendido para volver a Europa, ni qué le ha sucedido. Henrique: El vendrá, puede ser, por el Cabo de Buena Esperanza, y si es así dará la vuelta al globo. Padre: Uno de sus parientes me ha prometido la historia de su vuelta, donde me dijo hallaría cosas interesantes; mientras me las comunica no perderemos el tiempo de nuestra tertulia, pues os daré lecciones sobre Psicología. Luisita: Quisiera que eso fuese bien pronto, deseo con ansia oír sus aventuras y saber si nuestros amigos han vuelto con felicidad a Hamburgo, después de tan largos viajes. Padre: Cuando me las comuniquen, las sabréis; entre tanto buenas noches”.

En nuestra consulta al Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico Español hemos localizado registrado un ejemplar en Asturias (Sin permiso de divulgación) y otro en Madrid (Ministerio del Interior. Biblioteca Central).

BIBLIOTECA HISTÓRICA AGUILAR Y ESLAVA
Libro de la Semana:

Clemente y Miró

Segundo viage de Robinson ó continuación del de Campe / traducido del francés por D. Francisco de Clemente y Miró. -- Madrid : en la Imprenta Real, 1804.

3 v. il., 179 p. ; il., 174 p. ; il., 190 p. ; 15,00 x 10,00 cm
Precede al tít.: "Tratado de educación. Lectura con método"
T. I. Ilustración. Dedicatoria al Excmo. Señor Príncipe de la Paz.
Enc. cart. forrado cuero

Otros responsables: Clemente y Miró, Francisco, trad.
Imprenta Real, imp.

Lugar: Madrid - España

Sig. Top.: 3238 (Tomo I), 3239 (Tomo II), 3240 (Tomo III).

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